lunes, 18 de mayo de 2020

EN EL CABALLETE

Bueno, el otro día no lo expliqué porque me olvidé, pero en la mazmorra también tenemos un caballete, al que Amo Grey me ata, para someterme a sesiones de spank.
Recuerdo el primer día que lo usamos, fue algo maravilloso y novedoso, muy satisfactorio para ambos, porque además de la sesión de spank al final, terminó follándome.
Bien, me hizo doblar sobe el caballete y ató las munequeras de cuero a unas cadenas que hay en las patas del caballete, y luego mis piernas abiertas también las ató a las otras patas del caballete. Estaba totalmente abierta y a su disposición. Empezó acariciándome suavemente el culo, las piernas. A continuación empezó a pegarme con la mano en las nalgas. Primero suavemente, después un poco más rápida y fuertemente. A continuación, cogió un flogger y empezó a azotarme en el culo, primero no muy fuerte y luego un poco más fuerte, haciendo que poco a poco mi culo se calentara y empezara a sentirme excitada. Empecé a gemir excitada, sentía mi coño cada vez más húmedo y no tarde en estremecerme. Dejó el flogger a un lado y siguió acariciando mi sexo, metiendo un dedo dentro de mi vagina, moviéndolo dentro y fuera, mientras con la otra mano, me pegaba en las nalgas. Yo gemia sin parar, no podía evitarlo, cada vez estaba más excitada, me dolia el coño del deseo que sentía. Quería más. Cuando veía que estaba a punto de correrme, sacaba sus dedos de mí y me acariciaba suavemente, sabiendo que eso hacía que la excitación disminuyera. Oí que se bajaba la cremallera del pantalón que llevaba puesto, pues hasta aquel momento había estado vestido. Y entonces, situándose tras de mí, guió su verga hasta mi vagina, la humedeció con mis jugos y me penetró. Empezó a moverse, dentro y fuera, dentro y fuera, logrando que de nuevo, llegara hasta el borde del orgasmo unas cuantas veces, y cada vez que él sabía que estaba a punto de correrme, sacaba su polla de mi, para meterla de nuevo, luego, unos minutos más tarde, cuando yo ya me había calmado. Pero la última vez justo en el momento en que sacaba su sexo de mí, yo me corrí irremediablemente, gimiendo de placer. Tras eso, llevó su polla hasta mi boca y me hizo chupársela, hasta que también él se corrió. Fue una sesión maravillosa aunque terminara con un orgasmo arruinado por mi parte. Aunque creo que a Amo Grey le encanta cuando logra que tenga uno de esos orgasmos.

viernes, 8 de mayo de 2020

SESIÓN INTENSA

- Vamos a la habitación - me ordena Amo Grey.
Completamente desnuda, con el collar y con unas muñequeras de cuero que él mismo me ha puesto obedezco dirigiéndome a la habitación de juegos.
Es una de las tres habitaciones que tenemos en el piso y que durante este confinamiento hemos estado habilitando como mazmorra. Hemos puesto algunas cadenas en la pared, una silla, una mesa. La silla de Berkley que compramos justo antes del confinamiento, y el cepo que tanto me gusta.
Una en la habitación, Amo Grey coge un pañuelo y me tapa los ojos con él. Ahora no puedo ver nada, debo ser guiada por él hasta las cadenas de la pared. Ahora él tiene el control absoluto sobre la situación y sobre mí. Me sujeta las muñecas a las cadenas que penden de la pared, de modo que mis brazos quedan elevados. Amo Grey va vestido con un pantalón tejano y una camiseta, empieza acariciando mi culo suavemente, luego mis piernas y así durante unos minutos, hasta que empieza a alternar las caricias con palmadas en el culo, haciéndome estremecer. Me sigue pegando, logrando que mis nalgas se enrojezcan y alternando las zurras con caricias, y algún beso en la boca. Se roza contra mi pierna, para que sienta su erección. Me hace abrir las piernas y me pega entre las piernas, mi excitación va en aumento. Acaricia mi sexo suavemente, introduce un dedo, luego otro; los saca y sigue azotándome en el culo. Cuando estoy ya bastante excitada, me hace girar y me pone de espaldas a la pared. Acaricia mi cuerpo de nuevo, me pone una ball-gag en la boca. Así que a partir de ahora no puedo hablar, ni gritar. Acaricia todo mi cuerpo suavemente, y finalmente, mueve sus dedos hasta mi clítoris y empieza a acariciarlo, a trazar circulos sobre él. Gimo excitada. Me gusta lo que me está haciendo. Se detiene, asciende acariciando mi cuerpo hasta mis senos, pellizca y tira de mi pezones haciéndome gemir de dolor. Los estira y siento que los atrapa con algo, duele, son unas pinzas para pezones. El dolor se intensifica. Tira de las pinzas y gimoteo. Luego, me acaricia y vuelve de nuevo a acariciar mi clítoris. Al sentir el placer de esa caricia, parece que el dolor de los pezones disminuye. Aparta sus manos de mí, y oigo un zumbido, tiene un vibrador. No tardo en sentirlo sobre mi clítoris. Lo mueve por mi sexo suavemente, haciéndome estremecer. Luego lo pasa por encima de las pinzas, en mis pezones y la sensación es extraña y maravillosa a la vez. Mueve el vibrador por todo mi cuerpo, arriba y abajo, acercándolo de vez en cuando a las pinzas y haciendo que estas vibren. Mientras mantiene el vibrador sobre una de las pinzas, con la otra mano, me acaricia el sexo sin parar
Estoy cada vez más excitada y completamente segura de que mi sexo chorrea como nunca. Mueve el vibrador de nuevo hasta mi sexo y lo sitúa sobre mi clítoris, lo deja ahí durante un rato, en que no puedo evitar estremecerme y gemir del placer que me causa. Y entonces introduce un dedo, lo mueve dentro y fuera de mí al ritmo que mueve también el vibrador sobre mi clítoris, gimo, cada vez estoy más excitada, el placer va aumentando mientras él mueve ambas cosas sobre mi sexo, el vibrador y el dedo. Gimo cada vez más fuerte, siento que poco a poco me voy acercando al orgasmo y el sigue. Y efectivamente, entre gritos y gemidos de placer me corro mientras él no para de mover ambas cosas sobre mi sexo. Pero al finalizar, cuando mis gemidos y todo mi cuerpo se calma, en lugar de detenerse como yo pensaba que haría, sigue moviendo el vibrador sobre mi sexo, y metiendo el dedo dentro de mí, sigo de nuevo gimiendo, excitada, me conoce y sabe que si mantiene el ritmo logrará que me corra otra vez y efectivamente no tardo demasiado en tener un nuevo orgasmo esta vez, si cabe, más fuerte e intenso que el anterior, de modo que al terminar, me quedo derrengada, extasiada pendiendo de las cadenas de la pared. Mis piernas ya no me sostienen, el placer ha sido realmente intenso. Me sujeta fuerte, me desata y cogiéndome en brazos, me lleva hasta la cama. Donde me quita la venda de los ojos y la gag-ball.
- Ha sido intenso, ¿eh, preciosa?
- Sí, Señor - le respondo casi sin fuerzas. Quiero abandonarme sobre la cama, cerrar los ojos y descansar.