miércoles, 28 de octubre de 2020

A TI ME ENTREGO

Este texto lo subí en mi antiguo blog, era un mensaje de Amor para Amo Grey. (Bueno, es evidente. ¿no?)




A ti me entrego mi amo, a ti te doy mi placer, mis deseos, mis orgasmo. Son todos tuyos porque en ti confío. Haz conmigo lo que quieras, lo que más te guste, lo que más te plazca, porque a ti me entrego, en cuerpo y alma. Y a ti te entrego mi confianza, mi amor, todo lo que soy. Por que a ti te debo, lo que soy, lo que deseo, lo que me llena y me hace feliz. A ti me entrego mi Amo.

martes, 20 de octubre de 2020

LA SILLA

Siento mis braguitas tan húmedas, y tantas ganas en mi cuerpo de que me poseas, que no sé si seré capaz de soportar más torturas. Llevó ya una par de horas atada a la silla, abierta y excitada como nunca, como siempre. Sabes como me gusta ser tu puta, como me gusta que me tortures, como me gusta sentir que soy tuya. Estar a tu merced y a tu disposición me llena por completo. 


Verdaderamente, creo que la idea de alquilar la casita de la montaña fue una muy buena idea. Los fines de semana allí, son maravillosos, pasamos todos los fines de semana jugando en la casita, sin que nadie nos moleste. Amo Grey como siempre, trata de que experimentemos y vivamos nuevas situaciones, nuevos momentos. Como este de la silla que he empezado a contar. Amo Grey me ató a la silla, con las piernas bien abiertas, desnuda. Primero me acarició por completo, para ir calentándome, luego empezó a pellizcar y tirar de mis pezones. Dolió, porque además tiró fuerte, le gusta hacerlo, tirar fuerte de mis pezones y hacerme gritar. Que le mire con cara de dolor, suplicándole que pare con mis ojos. Luego hizo lo mismo con mis labios vaginales, tiró de ellos haciendo que me dolieran. Y entonces, se alejó un rato, dejándome en la silla, adolorida, pero a la vez excitada. Podía sentir mi sexo húmedo, muy húmedo, cada vez más. Precisamente, a los pocos minutos, Amo Grey se acercó a mí y me dijo: 

- Mira que guarra eres, estás dejando la silla perdida con tus juguitos de puta. 

Pero lo curioso es que esas palabras me excitaron aún más. Amo Grey tenía todos los juguetes dispuestos sobre la mesa del comedor a unos metros de mí y de la silla. Vi como se acercaba a ellos, y elegía uno. El consolador mediano. Lo acercó a mi boca y me ordenó: 

- Chúpalo. 

Obedecí y luego lo llevó hasta mi sexo, y empezó a meterlo en mi sexo, despacio, poco a poco, para luego, sacarlo despacio y poco a poco de nuevo. Estuvo así un minuto hasta que empecé a suplicarle. 

- Señor, por favor. 

- ¿Qué quieres? - me preguntó. 

- Mas deprisa - acerté a decir por fin. 

Pero en lugar de hacerme caso, lo sacó. Dejándome con las ganas. Acarició entonces mi clítoris con un par de dedos y me estremecí. Luego, se alejó de nuevo, se sentó en el sofá que estaba frente a mí y estuvo durante un rato allí sentado, observándome, acariciándose su sexo, que estaba duro y grande o al menos lo parecía, dentro de sus pantalones. Lo sacó y se acercó a mí de nuevo, acercándolo a mi boca y ordenándome: 

- Chupa, puta. 

Abrí la boca y sentí como introducía su polla y empecé a chuparla, a saborearla. Delicioso manjar saboree tan bien como supe, hasta que Amo Grey me ordenó que parara. Se dirigió a la mesa y cogió un consolador. Lo encendió y lo acercó a mi clítoris, y empezó a moverlo, a apretarlo contra mi clítoris, causándome oleadas de placer que me hacían estremecer. Y cuando sentía que estaba cerca del orgasmo, paraba, lo alejaba de mi sexo y me dejaba descansar unos minutos. Hasta que cuando ya no podía más, paró, guardó todos los instrumentos, me desató de la silla y me dijo: 

- Date una ducha fría y vamos a cenar. 

Fin del juego. 

lunes, 12 de octubre de 2020

LA CADENA

Puesto que con esto del Covid, hay muchas actividades que no podemos hacer, no podemos ir al local BDSM, ni podemos reunirnos con demasiada gente. Hace unos días, decidimos alquilar una casita para ir los fines de semana. Es una casita aislada, en un lugar muy bonito, rodeado de arboles. Una casita de madera, no muy grande. Siempre he soñado con tener una casa así, y Amo Grey lo sabía. La vió en un portal inmobiliario y decidió alquilarla. Así que el otro día me llevó. No me dijo nada, pues quería que fuera una sorpresa, sólo me dijo: 

- Haz la maleta para un par de días, tenemos un plan este fin de semana. 

Así que intrigada y emocionada lo hice, preparé la maleta y el viernes por la tarde, a media tarde marchamos hacía la casa. Le pregunté a Amo Grey donde ibamos un para de veces pero no me lo dijo, sólo me dijo que era una sorpresa y que ya lo veía. Cuando llegamos enseguida me enamoré de la casa al verla. Y fué entonces cuando me dijo que la había alquilado para ir los fines de semana y además con opción a compra si así lo decidíamos al terminar el contrato de seis meses que había firmado. Entramos en la casa y como ya he dicho me enamoré nada más verla. No era muy grande, tenía un salón comedor con cocina y  una pequeña chimenea, una habitación y un baño. También tenia una pequeña terrazita a la que se accedía desde la habitación y mucho campo y bosque alrededor. La verdad es que era una lugar encantador y maravilloso y me encantó. 

Dispuestos a pasar el fin de semana allí, primero fuimos al pueblo más cercano a comprar todo lo necesario para cenar y desayunar. Una vez en la casa, hice la cena y tras cenar Amo Grey me dijo: 

- Ponte el corsé que te he dicho que pusieras en la maleta y el collar, tengo algo preparado que seguro te encanta. 

Obedecí y me vestí con el corsé y el collar, me puse unas medias negras y unos zapatos de tacón, nada más. Y salí al salón. 

- Perfecta - dijo Amo Grey al verme. 

Y entonces ví como de su bolsa de deporte sacaba una cadena como las que llevan los perros. Era algo de lo que habíamos hablado varias veces, de que a él le haría ilusión un día, llevarme atada de una cadena, y pasearme por la calle o por el local BDSM con ella. A mi me había parecido una muy buena idea, además de erótica y excitante. Enganchó la cadena en mi collar y tirando dijo: 

- Vamos sumisa Lee, vamos a dar un paseo. 

Vi que llevaba un cepillo de pelo entre las manos, además de algo en los bolsillos del pantalón. Salimos de la casa y tirando él de la cadena, empezamos a caminar por el alrededor de la casa. Ir medio desnuda y guiada por la cadena por "la calle" la verdad es que me excitaba, aunque también me daba miedo que alguien pudiera vernos y descubrirnos. Caminamos un poco, buscando un lugar que no estuviera muy a la vista. Finalmente lo encontramos entre unos cuantos matorrales y arboles. 

- Vamos a ver - empezó a decir Amo Grey mientras acariciaba mis senos con el cepillo por el lado de las cerdas. 

Lo movió por encima de mis pezones, haciendome estremecer, y pegando algunos golpecitos. Luego descendió hasta mi sexo. 

- Abre las piernas - me ordenó y restregó el cepillo por mi sexo, luego dandole la vuelta, restrego el mango por mi sexo. 

- ¿ Quieres que te folle con esto? - me preguntó. 

- No, no Señor - le respondí. 

Luego tirando de la cadena me ordenó: 

- Arrodíllate en el suelo, ponte en cuatro como una perra. 


Obedecí poniéndome en cuatro y entonces, vi que sacaba un vibrador del bolsillo del pantalón. Lo puso en marcha y empezó a restregarlo por mi sexo, haciendo que me estremeciera y excitara. 

- ¿Quieres que te folle como a una perra? - me preguntó, sabiendo, porque habíamos hablado de ello anteriormente, que aquello me causaba cierta humillación. 

- No, Señor 

Movió el vibrador y finalmente lo metió dentro de mí. Me estremecí y empezó a moverlo dentro y fuera diciendo: 

- Mira como te follo con el vibrador, mírate, como te gusta. Eres un perra en celo - dijo. 

Aquellas palabras, como ya he dicho, me hacían sentir humillada, pero a la vez me excitaba. Quería, pero no quería, era una serie de sensaciones encontradas las unas contra las otras. Finalmente Amo Grey sacó el vibrador y se colocó él tras de mí, apoyándose sobre mi espalda, poniéndose en cuatro sobre mi. Se desabrochó el pantalón y sacó su miembro dejándolo descansar en mi entrepierna. Estaba duro y grande. 

- Voy a follarte como una perra - dijo, y lo primero que salió de mi boca fue un:

- No, no.

 Pero en realidad, lo estaba deseando, quería que lo hiciera. Que me follara allí mismo, en aquella posición, como si fuera una perra. Y así lo hizo, metió su polla dentro de mí y me folló. Me hizo suya una vez más, haciendo realidad otra de nuestras fantasias compartidas en la que yo me convertí en su perra. 

 

jueves, 8 de octubre de 2020

TORTURA DE TETAS

A veces a Amo Grey le gusta torturar mis tetas para castigarme, sabe que mis pezones son sensibles y que me gusta que los acaricie y toque, pero también sabe lo que me desagrada que los torture. Así que ayer para castigarme se dedicó a torturarlos. 

Por la noche, antes de meternos en la cama, como siempre me hizo poner el collar, las medias y los tacones y me ató las manos a una cuerda que pendía del marco de la puerta. Mis tetas quedaron a su entera disposición. Primero cogió el flogger y empezó a pegarme sobre ellas, zás, zás, una y otra vez, haciéndome estremecer, cuando las cintas caían sobre mis tetas, sentía un dolor lacerante. No tardaron en aparecer las marcas y en ponerse rojas. Luego, dejando el flogger sobre la cama, se dedicó a tirar de mis pezones, con fuerza, estirándolos y haciéndome gemir. 

- Quiero que recuerdes este castigo mañana - decía mientras tiraba de mis pezones, pellizcándolos con fuerza. Yo gemía adolorida. 


Sabia como pellizcar para que de verdad doliera. Pero el dolor además de molestarme, me excitaba. Era una mezcla de sensaciones, entre dolor y placer. A continuación fue a buscar las pinzas con cadena que tenemos. Y me las puso en los pezones, nada más ponérmelas ya empecé a sentir el dolor. La verdad es que las pinzas en los pezones es lo que menos me gusta y por tanto un castigo perfecto. Cogió la cadena y tiró de ella y el dolor se intensificó. Me tuvo así con las pinzas tirando de mis pezones durante un rato, haciendo que cada vez me dolieran más los pezones. Quería que terminara, que dejara de torturarme de aquella manera. De repente, soltó la cadena, acercó sus labios a los mios y me besó. Luego, quitó las pinzas. Y sentí cierto alivio. Me hizo abrir las piernas y empezó a acariciar mi sexo, mis labios vaginales, mi clítoris. 

- Estas mojada como una buena puta - dijo. 

Y metió un par de dedos, me estremecí al sentirlos y gemí. Luego siguió masturbándome hasta que logró que me corriera en su mano, llenándosela de mis jugos. A continuación, le hice una mamada y se corrió en mi boca. 

Fue un castigo realmente torturador aquel, y además, que aún siento en mi cuerpo, pues aún me duelen los pezones, sobre todo si algo o alguien me los roza sin querer, bueno, no tan sin querer, ya que Amo Grey lo hace de vez en cuando para recordarme que no debo volver a fallarle. 


P.D: Os dejo algunos artículos sobre la tortura de tetas que son bastante educativos y explicativos: 

 https://infobdsm.com/tortura-de-tetas-con-las-manos/

https://cuadernosbdsm.wordpress.com/2014/07/31/256/

https://ideasqueayudan.com/tortura-de-senos-saber-practica-sexual/


lunes, 5 de octubre de 2020

SEXO VEGANO

- Compra una zanahoria bien grande y un pepino pequeño - me dijo la otra tarde Amo Grey cuando le dije que me iba a la compra. 
Sabía perfectamente para que lo quería. Llevaba unos días diciendo que le aburría eso de meterme sólo los consoladores y que quería probar otras cosas. 
Cuando a llegué a casa con ellas, Amo Grey se aseguró de que las pusiera en la nevera. Y luego me dijo que íbamos a tener una sesión vegana. 
Así pues, tras la cena, Amo Grey me mandó que me fuera a la habitación y me desnudara y pusiera el collar y luego fuera a la cocina. En la cocina, él ya había dispuesto todo. Me hizo sentar en la silla, me ató a ella y empezó a dar vueltas a mi alrededor. 
- Bien, ¿Cómo está mi putita hoy? 
- Intrigada - le dije. 
- ¡Uhm eso me gusta! Vamos a ver - cogió la zanahoria y empezó a acariciarme con ella, la cara, descendiendo por mi cuello, pasando con la punta por él, descendiendo y llegando a mis tetas. Pasó la zanahoria por ellas, y luego, acercando su boca, lamió y chupó mis pezones, excitando y haciéndome estremecer. 
Gemí. Siguió bajando con la zanahoria por mi vientre hasta llegar a mi sexo, la pasó por mis labios vaginales, mi clítoris y metió un poco, la punta en mi sexo. Lo justo para que no me emocionara demasiado. 
- ¿Quieres que te folle con la zanahoria? 
-  No, sí- respondí contradiciéndome, pues aunque era una idea atractiva, también me hacía sentir un poco humillada. 
Entonces me desató de la silla, me ató las manos detrás de mi espalda, y me hizo doblar sobre la mesa de la cocina. Mi sexo palpitaba, sediento de su sexo o de cualquier cosa que me llenara. Vi que ponía un condón a la zanahoria y otro al pepino. Acarició mi sexo y luego acercó la zanahoria, yo no podía dejar de jadear, de sentirme excitada. Y entonces, sentí como metía la zanahoria en mi sexo, sentí como entraba, y sentí como mi sexo se contraía alrededor al sentir el frio de la zanahoria. Luego empezó a moverla dentro y fuera, dentro y fuera, mientras yo gemía, y me estremecía. 
- ¡Uhm nena, estás preciosa con la zanahoria metida en tu coño! - dijo Amo Grey, y sacando su móvil me hizo una foto. Luego me la enseñó. 
Era una imagen erótica, pero también me hacía sentir un tanto humillada. Aquel era mi coño y tenía una zanahoria insertada, que además me estaba dando placer. ¿Hay algo más humillante que eso? Supongo que sí, pero en ese momento, para mí eso era lo más humillante que hasta ese momento había sentido. La movió un poco más, hasta que me llevó casi al borde del orgasmo, y entonces la sacó. Cogió el pepino y sentí como lo ponía en la entrada de mi sexo, empezó a empujarlo despacio, pues era un poco más grueso que su polla y que cualquier otra cosa que antes hubiéramos usado.  Lo empujó suavemente y logró que entrara un poco, luego lo fué metiendo despacio. Cuando creyó que ya había suficiente, lo movió dentro y fuera, de nuevo el placer, mi cuerpo convulsionándose, y excitada como estaba,  Amo Grey cogió la zanahoria y la metió en mi culo. Movió ambas cosas un poco, dentro y fuera, haciéndome estremecer, haciéndome sentir el frio de ambas verduras en mis agujeros. Gemí, mis agujeros apretaban las verduras. Podía sentir las convulsiones. Hizo otra foto, luego sacó ambas verduras y me enseñó la foto. 
- Están preciosos tus agujeros con las verduras ¿verdad? 
Gemí, de nuevo me sentí humillada, pero excitada a la vez. El placer aumentó, y entonces Amo Grey, guió su polla hasta mi agujero vaginal, empujó con fuerza y me penetró haciéndome gritar. Tiró de mi pelo, sujetándome de él y empecé a gemir, a sentir su sexo caliente dentro de mí, el placer. Y me folló, me poseyó como sólo él sabe hacer, haciendo que todo mi cuerpo se convulsionara, y llevándome de nuevo hasta un maravilloso orgasmo. 
- Ahora ya puedes decir que has probado el sexo vegano - me dijo Amo Grey cuando me acunó entre sus brazos durante el aftercare. 
Y había sido un sexo vegano maravilloso.
 

jueves, 1 de octubre de 2020

EN EL ESPEJO

- Quiero verme en el espejo mientras me la chupas - me había pedido Amo Grey - Quiero ver como lo haces desde otra perspectiva. 
Sin duda, mi Amo es un poco narcisista. Pero además también tiene un algo de voyeur. Así que allí estaba yo, arrodillada frente a él, con las manos atadas a mi espalda, y su polla en mi boca, mientras la chupaba y disfrutaba de ella. 
Amo Grey, de pie, con los pantalones bajados y aún medio vestido se miraba en el espejo que tenemos en la habitación, o mejor dicho, nos miraba, nos observaba. Se deleitaba en la imagen que le devolvía el espejo. Apretó mi cabeza contra su verga y esta entró aún más en mi boca. Sentí que llegaba casi hasta la campanilla. Traté de aguantar la arcada y finalmente sentí como se corría en mi boca, haciendo que me tragara su leche.