martes, 30 de junio de 2020

ARDIENDO

Estoy ardiendo. Amo Grey y yo llegamos a casa después de un duro día de trabajo en la oficina. Pero no ha sido sólo duro por el trabajo. También el hecho de que Amo Grey me castigara por haber hecho mal un trabajo y me haya mantenido excitada todo el día, aún lo ha hecho más duro. Llegamos a casa y yo estoy ardiendo, deseando que me folle o haga algo y él lo sabe, pues llevo todo el viaje, rozándome contra él, besándolo, sobándolo.
Mientras abre la puerta me dice susurrando:
- ¿Estás ansiosa por un poco de polla, verdad?
- Sí, Señor.
Entramos en casa, él cierra la puerta tras de si. Dejamos la chaquetas en el armario del recibidor y luego, me coge de la mano y me lleva hasta el salón. Allí, me lleva hasta la mesa, me tumba sobre ella, me sube el vestido dejando mi sexo a su vista, mete su mano entre mis piernas justo en el mismo instante que me ordena:
- Abre un poco las piernas.
Obedezco y le dejo hacer. Estamos los dos vestidos y eso me excita mucho, y él lo sabe. Siento sus dedos suaves hurgando entre los pliegues de mi sexo, buscando mi clítoris y cuando lo halla, lo acaricia trazando suaves círculos sobre él. No tardo en empezar a gemir y estremecerme de placer. Cuando estoy casi a punto de correrme, Amo Grey se detiene, y me dice:
- Anda, ve y desnúdate y me esperas en la habitación desnuda y en posición de espera.
Obedezco, excitada como nunca. Me desnudo. Me pongo sobre el suelo de rodillas, con las piernas abiertas y las manos sobre mis rodillas. Al cabo de unos minutos aparece él.
- Bien, srta. Dime que harías por conseguir un orgasmo - me preguntó.
- Cualquier cosa, Señor.
- ¿Incluso rozarte contra la punta de mi zapato? - me preguntó acercandola a mi sexo.
- Sí, Señor.
- Pues hazlo - me ordenó, sabiendo cuando me gusta y la vez me disgusta hacer algo así.
Empecé a rozarme contra la punta de su zapato, buscando la posición correcta y en cuanto lo conseguí, empecé a sentir el placer que me producia. Tenía los ojos cerrados, tratando de concentrarme y de no verme en aquella posición tan comprometida, pues me daba verguenza.
- Abre los ojos y mírame. - Me ordenó Amo Grey. Obedecí abriendo los ojos, mientras seguia rozándome contra la punta de su zapato. Estaba apunto de correrme ya, cuando Amo Grey, que controlaba muy bien los tiempos me ordenó nuevamente:
- Para, y apártate.
Lo hice, justo en el momento en que estaba a punto de correrme y de nuevo, como a Amo Grey le gusta, tuve un orgasmo arruinado. Gemí y me convulsioné, pero la decepción se apoderó de mí y un par de lágrimas cayeron por mis mejillas. Eran lágrimas de frustración. Amo Grey me dijo entonces:
- Muy bien, lo has hecho muy bien  - y me abrazó contra él, cogiéndome luego en brazos y dejándome sobre la cama, se acurrucó a mi lado y me abrazó.

jueves, 25 de junio de 2020

PUEDES CORRERTE

Oigo sus pasos a mi alrededor, me preguntó que hace, que piensa. Estoy de rodillas junto a la cama, con mi cabeza y mi tronco apoyada sobre ella, las manos atadas a la espalda y una venda en los ojos.
De nuevo, desnuda, de nuevo, expectante. Se detiene, está junto a mí, lo intuyo. Y me estremezco al sentir su caricia sobre mi culo.
- Dime, ¿Cuántos días llevas sin correrte? - me pregunta.
Aclaro mi voz y respondó:
- Diez, Señor.
- ¿Y quieres hacerlo, deseas correrte, liberarte?
- Sí, Señor.
Sigue acariciando mi culo y repentinamente, siento su mano sobre mi sexo, acariciando mis labios vaginales, me estremezco, quiero más y él lo sabe. Siento como introduce uno de sus dedos en mi vagina, gimo, suspiró. Lo mueve dentro y fuera, dentro y fuera y luego lo saca. Un suspiro de decepción llena la habitación. Oigo como de nuevo, camina por la habitación, y de repente, sin que lo espere, ¡zas! deja caer el flogger sobre mis nalgas, una, dos, tres veces. Ahora grito, me estremezco. Las sensaciones se mezclan en mi sexo.
- Señor, por favor - gimo.
- ¿Qué quieres, puta?
- Quiero correrme, Señor, por favor - le suplico.
Y vuelve de nuevo a acariciar mi sexo, mete sus dedos dentro de mí, esta vez son dos. Los mueve fuerte, rápido dentro de mí. Luego los saca. ¡Oh, esto es decepcionante, desesperante! Me estremezco una, dos, tres veces.
- ¿Quieres más, verdad, putita?
- Sí, Señor, si.
Se pone tras de mí. Se arrodilla detrás de mí, no puedo creerlo y entonces, zás, en un rápido movimiento me penetra con su polla. Se mueve dentro y fuera, dentro y fuera, una, dos, tres, cuatro veces y cuando sabe que estoy a punto de correrme saca su polla de mi. Gimo decepcionada. Mi sexo se convulsiona una, dos, tres veces. No sé si podré aguantar mucho más. Se levanta y de nuevo, camina a mi alrededor. Yo me tranquilizo, trató de poner mi mente en blanco para no dejarme ir. Suspiro, busco la tranquilidad. Y cuando por fin logro aquietar mi cuerpo y mi mente, de nuevo se arrodilla tras de mí y de nuevo me penetra, me folla, y me ordena:
- Córrete puta, puedes correrte, vamos.
Me folla fuerte, empuja una, dos, tres veces, con mucha fuerte, haciendo que mi cuerpo se balancee hacía adelante y mi pelvis choque contra el borde del colchón y finalmente, me corro. Gimiendo, gritando desesperada de placer. Él también se corre sólo unos segundos después y cuando ambos terminamos desata las manos, me quita la venda de los ojos, me deja sobre la cama y se acurruca tras de mí acariciándome, diciéndome:
- Ya está princesa, ya está, lo has hecho muy bien.
Y cierro los ojos. Me gusta esa dualidad que tiene. A veces puede ser tan duro y al segundo siguiente tan dulce. Su voz me tranquiliza entonces y caigo rendida en un sueño profundo.

sábado, 20 de junio de 2020

PREPARANDO EL TERRENO

No suele pasar mucho, y con todo esto de la pandemia, hacía bastante tiempo que no sucedía, ya que hasta la semana pasada habíamos estado trabajando en casa. Pero ahora que ya volvemos a trabajar en la oficina, el otro día me llamó a su despacho.
- Este documento está mal, muy mal - me dijo mientras se acercaba a la puerta y la cerraba con llave.
Ya nada más ver que cerraba con llave, me di cuenta de lo que se avecinaba.
- Levántate, dóblate sobre la  mesa. Voy a castigarte.
- Pero Señor - traté de protestar.
- Haz lo que te digo y sin protestar, puta.
Al oír esa palabra mi sexo se estremeció. Me levanté y obedecí colocándome como me había indicado.
Se acercó a mí, y me subió la falda hasta la cintura, dejando mi culo al descubierto. No sé si alguna vez lo he dicho, pero generalmente o no llevo ropa interior o llevo tanga, aquel día llevaba un tanga que él me había hecho poner. Creo que nada más despertar ya tenía planeado lo que estaba sucediendo en ese momento. Acarició mi culo, luego vi que cogía un dossier que tenía junto al ordenador. Lo enrolló lo más fuerte y bien que pudo y ¡zas! empezó a azotarme con él, una, dos, tres, cuatro, y así hasta llegar a veinte azotes. Entonces se detuvo. Sentí mi culo escociendo. Suspiré, se situó al otro lado y siguió con 20 azotes más. Soltó el dossier de nuevo sobre la mesa. Acarició mi culo, metió su dedo por dentro del tanga y acarició mi vagina, que estaba húmeda.
- Bien . oí que decía satisfecho - levántate y vuelve a tu sitio, y repites el documento, sin faltas y perfectamente redactado ¿entendido?
- Sí, Señor.
Volví a mi mesa, y al sentarme en la silla sentí que el culo me dolía y como mi humedad mojaba la falda. Estaba segura que por la noche cuando volviéramos a casa, íbamos a tener una sesión de alto voltaje.

martes, 16 de junio de 2020

LA BANQUETA

Me había portado mal, otra vez un orgasmo sin permiso de mi Amo.
- Ven aquí - me ordenó con voz firme.
Obedecí, acercándome a él. Estábamos en la cocina, mi corazón empezó a latir fuertemente, mi sexo se humedeció y suspiré nerviosa.
- Inclínate sobre la banqueta - me ordenó.
(En la cocina tenemos una pequeña barra para comer y un par de banquetas altas) Me incliné sobre la banqueta y él me ató las manos en la barra que hay a medio pie de la banqueta. Sentí mi sexo palpitar expectante. Sentí su mano acariciar suavemente mis nalgas, y de nuevo, me ordenó:
- Abre bien las piernas, putita.
Obedecí. Estaba cada vez más excitada y expectante ante lo que intuía que se avecinaba. Y ¡zas! soltó la primera de sus palmadas sobre mi culo. Un ¡Ay! que no pude controlar, escapó de mi boca. Cogió una paleta de madera y empezó a usarla, los golpes cayeron uno tras otro, haciéndome estremecer. Mi culo se iba enrojeciendo poco a poco, cada vez y con cada golpe me dolía mas. Y en el último no pude evitar gemir nuevamente. Me desató, y me ordenó:
- Ahora ve a la habitación, y me esperas desnuda sobre la cama con las piernas abiertas.
Lo hice. Y cuando él llegó, venía con un consolador en las manos. Lo colocó entre mis piernas, lo sujetó con unas cuerdas de modo que estuviera seguro que no iba a salirse de mí y finalmente me dijo:
- Ahora vamos a dormir.
Obviamente me costó dormirme, pues sentir el consolador dentro de mí y las cuerdas apretando mi cuerpo me incomodaba un poco, y más cuando me movía para buscar la posición adecuada para dormir.
No puedo negar que fue una mala noche aquella, me desperté varias veces por la incomodidad y el deseo que me causaba el consolador dentro de mi. Por la mañana al despertar, Amo Grey me preguntó como había ido la noche, le dije la verdad, que no muy bien, y que no había podido descansar muy bien. Y me dijo:
- Entonces tendremos que utilizar este castigo con más frecuencia.
Luego, sacó el consolador, dejó que me duchara y nos fuimos a trabajar. Obviamente y eso no hacía falta que me lo dijera, iba a tenerme por lo menos unos días o incluso unas semanas, sin que pudiera correrme, pero excitada durante todo el día, estaba segura.

viernes, 12 de junio de 2020

HIGIENE ANTE TODO

En estos tiempos de pandemia, se hace hincapié a que la higiene es fundamental para evitar el COVID-19, bien, pues en el BDSM (y en el sexo en general también) la higiene es fundamental.
Así pues, vamos a hablar de higiene, de como limpiar los aparatos que utilizamos.
Los vibradores, consoladores, o cualquier objeto que vayamos a introducir en el cuerpo de nuestra sumis@, deben estar siempre limpios, por lo que tanto antes como después de usarlos, los limpiaremos con agua y jabón y luego los secaremos y los guardaremos en una bolsa. Las paletas, floggers, látigos, etc también se deben limpiar, aunque al ser de madera o cuero no se pueden limpiar con agua y jabón, pero si se pueden limpiar con alcohol o gel higienizante hidro-alcohólico.
La higiene y limpieza es fundamental para evitar infecciones sobre todo. A veces, cuando usamos un vibrador o consolador, también podemos usarlo poniendo un condon sobre él, es otra manera de protegernos de manera higiénica. Así que como digo, lo importante es la limpieza e higiene.

martes, 9 de junio de 2020

JUEGOS DE PLACER

A veces no hace falta tener aparatos extraños, ni  maquinas imposibles para practicar el BDSM y para atar a una persona y jugar con ella. El BDSM también se puede hacer con objetos cotidianos que a veces dan mucho juego. Por ejemplo, una simple silla puede dar mucho juego.
Imaginemos, tu Amo quiere atarte y follarte, pero como he dicho, no tiene cepo, no tiene caballete, pero tiene sillas, mesas, sillones, la cama, etc. Así que hoy ha decidido que con una silla, un vibrador y poco más, te va a someter a uno de sus juegos. Te hace sentar en la silla te ata a ella, las manos en la espalda, tras el respaldo de la silla, las piernas bien abiertas a las patas de la silla. Estás a su entera disposición, así que enciende el vibrador y durante un rato te tortura con él, haciendo que tengas varios orgasmos. Por ejemplo, luego te hace chuparle la polla, te desata y te pone de rodillas sobre la silla, apoyándote en el respaldo y te folla.
Si por ejemplo, hoy ha decidido usar el sofá, te hace poner de rodillas sobre él, apoyando tu torso sobre el respaldo, dándole la espalda, o mejor dicho, el culo a él. Te ata los brazos, ya sea a la espalda o por encima de tu cabeza, te tortura con el vibrador, te masturba con sus propias manos y finalmente te folla.
Otro día utilizará la mesa, atándote boca abajo a las patas de la misma. Y de nuevo, torturas, masturbación, vibradores, y follarte hasta que acabes rendida tras varios orgasmos.
Como digo, los objetos cotidianos dan mucho juego. También se pueden usar, velas como consoladores, eso sí, envolviéndolas con condones, o destornilladores, usando la parte del mango, o el mango del plumero de polvo, etc. Como ya digo, siempre envueltos con un condón para mantener las medidas de higiene. En fin, hay que utilizar la imaginación, pero seguro que si observas a tu alrededor hay más de un objeto que puedes utilizar en tus juegos como juguete de placer.