viernes, 20 de noviembre de 2020

ENVIDIA

 

  • Vamos a dar un paseo – me dijo Amo Grey – y quiero que te pongas esto.

Abrí la caja y dentro había una  especie de body hecho de tiras de cuero. Me lo puse, tal y como indicaban las instrucciones, ya que sin ellas, no lo hubiera podido hacer correctamente y mi Amo añadió:

  • Encima sólo llevarás el abrigo.

  • ¿Sólo? ¿Nada más?

  • Sí, nada más.

Me preguntaba que tendría pensado, que quería hacer y dónde quería ir. Obviamente, sabía que aquello me iba a incomodar un poco, y yo sabía que mi Amo me lo había pedido por eso. Para él, saber que me siento incómoda en ciertas circunstancias y aún así yo obedezco, es una manera de mostrarle hasta donde llega mi sumisión y una manera para llevarme hasta mis límites.

Salimos a la calle y dimos un paseo hasta el centro comercial que tenemos bastante cerca. Obviamente, hacía frio, ya sabéis que estos días, hace frío. Así que el frío se colaba por debajo del abrigo, lo que hacía que mi piel se erizara y mis pezones se pusieran tiesos como pitones. Llegamos al centro comercial. Como ya he dicho, yo me sentía un poco incomoda y allí más. Tenía miedo que la gente que caminaba a nuestro alrededor, se diera cuenta que iba desnuda bajo el abrigo. Amo Grey me llevaba cogida de la mano. Me arrastró hasta una de las tiendas de ropa y entramos. Me ordenó que buscara ropa, para disimular, obviamente, y lo hice. Mientras lo hacía, él se mantenía pegado a mí y cuando me entretenía un poco observando alguna prenda, aprovechaba para meter su mano dentro del abrigo y acariciarme. Unas veces mi sexo, otras mis tetas, lo que pudiera a fin de cuentas.


Cuando ya estaba bastante excitada, me ordenó que cogiera un par de prendas y nos dirigimos hacía el probador. Mi corazón empezó a latir fuertemente, estaba claro que lo que pretendía era que hiciéramos algo en el vestidor. Entramos, había algunos probadores ocupados, elegimos uno que estaba vacío. Sólo había una cortina para tapar la puerta, lo que significaba que nos iba a dejar bastante expuestos. Cerramos la cortina y Amo me ordenó:

  • Quítate el abrigo.

Obedecí dejando mi cuerpo desnudo, vestido solo con el body de tiras de cuero.

  • Arrodíllate, y saca mi polla, y luego me la lames lo mejor que puedas.

Sólo oír esa demanda ya me sentí excitada, húmeda. Es curioso, como aún en los momentos y lugares más inverosímiles, una sola orden de él me pone en pie de guerra. Lo hice, me arrodillé, le bajé la cremallera del pantalón y saqué su polla, empecé a lamerla suavemente, mientras Amo Grey colocaba sus manos entre mi pelo y empujaba mi cabeza. Estábamos colocados de tal manera, que podíamos vernos en el espejo del vestidor, lo que hacía la escena aún más excitante. Cada vez estaba más húmeda y más excitada. Llevé mi mano hasta mi sexo para acariciarme, pero en cuanto el Amo se dio cuenta dijo:

  • No, no te toques y sigue chupando zorra.

Uff, esas palabras, toda la situación, saber y pensar que había gente que podía oírnos y quizás adivinar lo que estábamos haciendo, me ponía a mil. Debo reconocer que soy un poco exhibicionistas en ese aspecto. Seguí lamiendo, chupeteando su polla, mientras oía gente que iba y venía en el vestidor, que se probaban ropa, etc.  Amo Grey gemía de vez en cuando, cuando metía toda su polla dentro de mi boca, sobre todo. Y yo también lo hacía a veces. La excitación era cada vez mayor en aquel vestidor. De repente,  me ordenó que me pusiera en pie, me colocó frente al espejo, sin duda iba a follarme y eso aún me excitó más. Guió su pene hacia mi vagina, y me penetró. Sentí como entraba en mi y todo mi cuerpo se estremeció. Temblé. Empezó a bombear, mientras me abrazaba y me decía, observándonos en el espejo.

  • Eres toda una puta, mi puta.

Siguió empujando, follándome, penetrándome, haciéndome suya. Y vernos en el espejo de aquella manera hizo que mi excitación aumentara de tal modo que no tardé mucho en llegar al orgasmo. Le pedí permiso para correrme y aguante lo justo para que me lo concediera y entonces me corrí, estrujando su verga dentro de mí. También él se corrió inmediatamente. Fue un momento maravilloso y poco me importó en ese momento, que nos oyeran.

Terminamos y me puse el abrigo de nuevo. Salimos del vestidor. La dependienta que había a la salida de los vestidores nos miró como si estuviera escandalizada. Pero tanto Amo Grey como yo, pasamos olímpicamente de ella. Para nosotros había sido un momento maravilloso y muy excitante. Saber que alguien había podido oírnos y descubierto lo que hacíamos era excitante, muy excitante. Y reconozco que eso me hace sentir puta, pero me gusta, me gusta sentirme así sobre todo cuando estoy con mi  Amo. Y que la gente que nos rodea sienta cierta envidia, porque estoy segura que más de uno sienten envidia.


martes, 3 de noviembre de 2020

LA ADRENALINA Y LA ENDORFINA

Bendita adrenalina, es como una droga que nos embriaga, nos produce un subidón que nos hace desear más. Al igual que las endorfinas, que también nos producen una sensación de euforia. 


Hoy después de la sesión con Amo Grey, pensaba en ello. Veréis, me ha castigado y me ha sometido a una sesión de azotes. Tras la sesión o quizás también durante ella, me sentía entre feliz y temerosa, temerosa de recibir más golpes, pero a la vez feliz, porque los golpes parecían darme una sensación de calma. Luego venía la euforia, la felicidad. No sé, son sensaciones que me vienen durante y tras la sesión, y a veces se hacen difícil de digerir, pero precisamente esas sensaciones, son las que me hacen desear más, me hacen desear que pase el tiempo para que tengamos una nueva sesión en la que vuelva a sentir esas sensaciones. A veces me siento como borracha o drogada. En realidad, las endorfinas y la adrenalina son como una especie de droga natural que produce nuestro cuerpo en determinadas situaciones. Quizás eso es lo que engancha del BDSM, las sensaciones producidas por la adrenalina y las endorfinas. Según dicen, las endorfinas tienen una estructura muy similar a los opiáceos, o sea, las drogas, es decir, son analgésicos  y estimulan los centros de placer creando situaciones satisfactorias que contribuyen a eliminar el malestar. O sea, que de ahí esa agradable sensación que me sobreviene tras una sesión, y me hace desear que llegue ya la siguiente.