sábado, 20 de junio de 2020

PREPARANDO EL TERRENO

No suele pasar mucho, y con todo esto de la pandemia, hacía bastante tiempo que no sucedía, ya que hasta la semana pasada habíamos estado trabajando en casa. Pero ahora que ya volvemos a trabajar en la oficina, el otro día me llamó a su despacho.
- Este documento está mal, muy mal - me dijo mientras se acercaba a la puerta y la cerraba con llave.
Ya nada más ver que cerraba con llave, me di cuenta de lo que se avecinaba.
- Levántate, dóblate sobre la  mesa. Voy a castigarte.
- Pero Señor - traté de protestar.
- Haz lo que te digo y sin protestar, puta.
Al oír esa palabra mi sexo se estremeció. Me levanté y obedecí colocándome como me había indicado.
Se acercó a mí, y me subió la falda hasta la cintura, dejando mi culo al descubierto. No sé si alguna vez lo he dicho, pero generalmente o no llevo ropa interior o llevo tanga, aquel día llevaba un tanga que él me había hecho poner. Creo que nada más despertar ya tenía planeado lo que estaba sucediendo en ese momento. Acarició mi culo, luego vi que cogía un dossier que tenía junto al ordenador. Lo enrolló lo más fuerte y bien que pudo y ¡zas! empezó a azotarme con él, una, dos, tres, cuatro, y así hasta llegar a veinte azotes. Entonces se detuvo. Sentí mi culo escociendo. Suspiré, se situó al otro lado y siguió con 20 azotes más. Soltó el dossier de nuevo sobre la mesa. Acarició mi culo, metió su dedo por dentro del tanga y acarició mi vagina, que estaba húmeda.
- Bien . oí que decía satisfecho - levántate y vuelve a tu sitio, y repites el documento, sin faltas y perfectamente redactado ¿entendido?
- Sí, Señor.
Volví a mi mesa, y al sentarme en la silla sentí que el culo me dolía y como mi humedad mojaba la falda. Estaba segura que por la noche cuando volviéramos a casa, íbamos a tener una sesión de alto voltaje.

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