martes, 16 de junio de 2020

LA BANQUETA

Me había portado mal, otra vez un orgasmo sin permiso de mi Amo.
- Ven aquí - me ordenó con voz firme.
Obedecí, acercándome a él. Estábamos en la cocina, mi corazón empezó a latir fuertemente, mi sexo se humedeció y suspiré nerviosa.
- Inclínate sobre la banqueta - me ordenó.
(En la cocina tenemos una pequeña barra para comer y un par de banquetas altas) Me incliné sobre la banqueta y él me ató las manos en la barra que hay a medio pie de la banqueta. Sentí mi sexo palpitar expectante. Sentí su mano acariciar suavemente mis nalgas, y de nuevo, me ordenó:
- Abre bien las piernas, putita.
Obedecí. Estaba cada vez más excitada y expectante ante lo que intuía que se avecinaba. Y ¡zas! soltó la primera de sus palmadas sobre mi culo. Un ¡Ay! que no pude controlar, escapó de mi boca. Cogió una paleta de madera y empezó a usarla, los golpes cayeron uno tras otro, haciéndome estremecer. Mi culo se iba enrojeciendo poco a poco, cada vez y con cada golpe me dolía mas. Y en el último no pude evitar gemir nuevamente. Me desató, y me ordenó:
- Ahora ve a la habitación, y me esperas desnuda sobre la cama con las piernas abiertas.
Lo hice. Y cuando él llegó, venía con un consolador en las manos. Lo colocó entre mis piernas, lo sujetó con unas cuerdas de modo que estuviera seguro que no iba a salirse de mí y finalmente me dijo:
- Ahora vamos a dormir.
Obviamente me costó dormirme, pues sentir el consolador dentro de mí y las cuerdas apretando mi cuerpo me incomodaba un poco, y más cuando me movía para buscar la posición adecuada para dormir.
No puedo negar que fue una mala noche aquella, me desperté varias veces por la incomodidad y el deseo que me causaba el consolador dentro de mi. Por la mañana al despertar, Amo Grey me preguntó como había ido la noche, le dije la verdad, que no muy bien, y que no había podido descansar muy bien. Y me dijo:
- Entonces tendremos que utilizar este castigo con más frecuencia.
Luego, sacó el consolador, dejó que me duchara y nos fuimos a trabajar. Obviamente y eso no hacía falta que me lo dijera, iba a tenerme por lo menos unos días o incluso unas semanas, sin que pudiera correrme, pero excitada durante todo el día, estaba segura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario