Se cuanto le gustan las botas a Amo Grey y sé que cuando me pide que me las ponga es porque tiene algo pensado, algún tipo de juego. Además las que más le gustan son las de caña alta, la que va por encima de las rodillas.
Por eso me las pongo y cuando llegamos a la oficina me hace entrar en su despacho, cierra la puerta y me ordena:
— Quítate toda la ropa, sólo la ropa.
Y yo obedezco, me quito la ropa, quedándome desnuda y sólo con las botas de caña alta y de tacón. Amo Grey me hace caminar por el despacho, mientras siento su mirada sobre mí, mis piernas rozando una con otra, mi sexo que se humedece. Me sentarme frente a él, sobre la mesa, cruzar mis piernas, y dejar que me observe durante un rato, luego me ordena que baje de la mesa y me vista.
Me hace repetir el juego varias veces a lo largo del día y finalmente, cuando llegamos a casa, nada más cruzar la puerta, de nuevo me ordena que me quite toda la ropa y que vaya por casa sólo con las botas. Tengo que cocinar, poner la mesa y hacer todas las tareas totalmente desnuda y sólo con las botas, mientras él me observa. Es el juego de las botas y cuando ya nos vamos a la cama, sin quitarme las botas, me hace el amor. Es su fetiche, mis botas de caña alta.
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