lunes, 12 de octubre de 2020

LA CADENA

Puesto que con esto del Covid, hay muchas actividades que no podemos hacer, no podemos ir al local BDSM, ni podemos reunirnos con demasiada gente. Hace unos días, decidimos alquilar una casita para ir los fines de semana. Es una casita aislada, en un lugar muy bonito, rodeado de arboles. Una casita de madera, no muy grande. Siempre he soñado con tener una casa así, y Amo Grey lo sabía. La vió en un portal inmobiliario y decidió alquilarla. Así que el otro día me llevó. No me dijo nada, pues quería que fuera una sorpresa, sólo me dijo: 

- Haz la maleta para un par de días, tenemos un plan este fin de semana. 

Así que intrigada y emocionada lo hice, preparé la maleta y el viernes por la tarde, a media tarde marchamos hacía la casa. Le pregunté a Amo Grey donde ibamos un para de veces pero no me lo dijo, sólo me dijo que era una sorpresa y que ya lo veía. Cuando llegamos enseguida me enamoré de la casa al verla. Y fué entonces cuando me dijo que la había alquilado para ir los fines de semana y además con opción a compra si así lo decidíamos al terminar el contrato de seis meses que había firmado. Entramos en la casa y como ya he dicho me enamoré nada más verla. No era muy grande, tenía un salón comedor con cocina y  una pequeña chimenea, una habitación y un baño. También tenia una pequeña terrazita a la que se accedía desde la habitación y mucho campo y bosque alrededor. La verdad es que era una lugar encantador y maravilloso y me encantó. 

Dispuestos a pasar el fin de semana allí, primero fuimos al pueblo más cercano a comprar todo lo necesario para cenar y desayunar. Una vez en la casa, hice la cena y tras cenar Amo Grey me dijo: 

- Ponte el corsé que te he dicho que pusieras en la maleta y el collar, tengo algo preparado que seguro te encanta. 

Obedecí y me vestí con el corsé y el collar, me puse unas medias negras y unos zapatos de tacón, nada más. Y salí al salón. 

- Perfecta - dijo Amo Grey al verme. 

Y entonces ví como de su bolsa de deporte sacaba una cadena como las que llevan los perros. Era algo de lo que habíamos hablado varias veces, de que a él le haría ilusión un día, llevarme atada de una cadena, y pasearme por la calle o por el local BDSM con ella. A mi me había parecido una muy buena idea, además de erótica y excitante. Enganchó la cadena en mi collar y tirando dijo: 

- Vamos sumisa Lee, vamos a dar un paseo. 

Vi que llevaba un cepillo de pelo entre las manos, además de algo en los bolsillos del pantalón. Salimos de la casa y tirando él de la cadena, empezamos a caminar por el alrededor de la casa. Ir medio desnuda y guiada por la cadena por "la calle" la verdad es que me excitaba, aunque también me daba miedo que alguien pudiera vernos y descubrirnos. Caminamos un poco, buscando un lugar que no estuviera muy a la vista. Finalmente lo encontramos entre unos cuantos matorrales y arboles. 

- Vamos a ver - empezó a decir Amo Grey mientras acariciaba mis senos con el cepillo por el lado de las cerdas. 

Lo movió por encima de mis pezones, haciendome estremecer, y pegando algunos golpecitos. Luego descendió hasta mi sexo. 

- Abre las piernas - me ordenó y restregó el cepillo por mi sexo, luego dandole la vuelta, restrego el mango por mi sexo. 

- ¿ Quieres que te folle con esto? - me preguntó. 

- No, no Señor - le respondí. 

Luego tirando de la cadena me ordenó: 

- Arrodíllate en el suelo, ponte en cuatro como una perra. 


Obedecí poniéndome en cuatro y entonces, vi que sacaba un vibrador del bolsillo del pantalón. Lo puso en marcha y empezó a restregarlo por mi sexo, haciendo que me estremeciera y excitara. 

- ¿Quieres que te folle como a una perra? - me preguntó, sabiendo, porque habíamos hablado de ello anteriormente, que aquello me causaba cierta humillación. 

- No, Señor 

Movió el vibrador y finalmente lo metió dentro de mí. Me estremecí y empezó a moverlo dentro y fuera diciendo: 

- Mira como te follo con el vibrador, mírate, como te gusta. Eres un perra en celo - dijo. 

Aquellas palabras, como ya he dicho, me hacían sentir humillada, pero a la vez me excitaba. Quería, pero no quería, era una serie de sensaciones encontradas las unas contra las otras. Finalmente Amo Grey sacó el vibrador y se colocó él tras de mí, apoyándose sobre mi espalda, poniéndose en cuatro sobre mi. Se desabrochó el pantalón y sacó su miembro dejándolo descansar en mi entrepierna. Estaba duro y grande. 

- Voy a follarte como una perra - dijo, y lo primero que salió de mi boca fue un:

- No, no.

 Pero en realidad, lo estaba deseando, quería que lo hiciera. Que me follara allí mismo, en aquella posición, como si fuera una perra. Y así lo hizo, metió su polla dentro de mí y me folló. Me hizo suya una vez más, haciendo realidad otra de nuestras fantasias compartidas en la que yo me convertí en su perra. 

 

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