martes, 4 de febrero de 2020

NOCHE SEXUAL

Después de la sesión con Arturo como espectador, una noche, Amo Grey y yo salimos a cenar. Amo Grey me dijo que me pusiera sexy, con falda y blusa y sin ropa interior debajo. Así que la noche prometía. Justo antes de salir, Amo Grey me puso la bala vibradora en mi vagina, y salimos hacía el restaurante. Al llegar allí nos encontramos con Arturo. Lo saludamos y nada más hacerlo yo, Amo Grey puso en marcha al bala a máxima potencia, lo que hizo que no pudiera evitar emitir un pequeño gemido.
- ¿Le has puesto la bala? - le preguntó Arturo a Amo Grey
-Sí, ya verás que bien nos lo vamos a pasar hoy - le dijo Amo Grey en tono travieso.
Así que entre los dos habían urdido el plan. Me preguntaba que más nos traería aquella noche.
Durante la cena, Amo Grey no paró de poner en marcha y apagar la bala, haciendo que me excitara llegando a gemir de placer varias veces, incluso estuve a punto de llegar al orgasmo un par de veces. Pero Amo Grey me conoce muy bien y sabe hasta donde puede llevarme. Ambos, tanto Arturo como mi Amo, no dejaban de acariciarme aunque disimuladamente de vez en cuando, que si una teta, que si el culo, que si un beso furtivo en el cuello. En fin, que además no dejaron de hacer que me excitara a cada minuto. Hasta que terminada la cena, Amo Grey pagó y salimos del local. Al subir al coche, Amo Grey nos propuso que Arturo y yo nos pusiéramos en el asiento de atrás, y nos dijo que nos daba total libertad para hacer lo que quisiéramos, y él iría conduciendo, observándonos por el espejo retrovisor. Nada más arrancar, Amo Grey le dijo a Arturo, que ya podía quitar la bala de mi interior, así que abrí las piernas y dejé que lo hiciera. Luego le ordenó que metiera un par de dedos y me follara con ellos, que me hiciera sentir el placer que sabía que él podía darme. Arturo lo hizo, llevándome otra vez, casi al borde del orgasmo.
Habíamos llegado ya a casa, y yo ni siquiera me había dado cuenta, mientras jugaba con Arturo. Bajamos del coche, y en el ascensor, acercándose a mí y abrazándome, Amo Grey me preguntó como estaba.
- Estas a mil, ¿verdad putita?
- Sí, Señor - le respondí.
Ambos hombres seguían besándome y acariciándome sin parar, tratando de mantenerme excitada y deseosa de terminar la noche con uno de ellos, o con los dos.
Nada más cerrar la puerta, Amo Grey me ordenó que me desnudara y yo obedecí, nos dirigimos hacía la habitación y al llegar allí, Arturo se sentó en la cama, mientras Amo Grey lo hacía en la silla que teníamos en el tocador.
- Bien, ha llegado el momento - dijo Amo Grey - Quiero que primero desnudes a Arturo, que lo trates como lo haces conmigo, que te dejes follar por él y disfrutes de ese momento. ¿De acuerdo?
- Si, Señor - le dije nerviosa.
- Y tú Arturo ya sabes lo que tienes que hacer.
Y entonces, poniéndome de rodillas frente a Arturo, empecé a desabrocharle la camisa, se la quité. Luego le desabroché el pantalón y cuando iba a quitárselo, él me besó, y mientras lo hacía, acariciaba mi sexo. Sacó sus dedos de mi húmeda vagina y me pidió que se los lamiera. Luego me hizo poner en cuatro sobre la cama. 
- Amo Grey me ha dicho que así es como más te gusta que te follen, putita. 
- Sí, así es. 
Se puso un condón y luego sentí como restregaba la punta de su polla por mi húmeda vagina y sin demasiado preámbulo me penetraba. Empezó a moverse dentro y fuera, dentro y fuera, a empujar, haciendo que el placer aumentara poco a poco, hasta llevarme al éxtasis, no sin antes pedirle permiso a mi Amo para correrme. Fue una experiencia muy placentera, aunque obviamente, diferente a como o cuando lo hacía con Amo Grey. Cuando Arturo se corrió, descanso un poco, luego se vistió y se despidió de nosotros. 
Entonces Amo Grey me dijo que había sido una experiencia maravillosa para él y que probablemente lo repetiríamos, pero que también le había puesto muy caliente, asi que me hizo el amor salvajemente, haciendo que tuviera otro maravilloso orgasmo. Fue una noche especial y muy sexual. 


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